Se llama Pedro García Aguado, durante un tiempo jugó y ganó al waterpolo, pero siempre se le recordará como ‘Hermano Mayor’, el programa que presentó durante varios años y en que le intentó enseñar a España cómo se pueden reconducir los comportamientos inadecuados de un hijo en una familia. Ahora llega a #TATGranada, convencido de que Twitter es una herramienta más que valiosa para hacer crecer a los niños.
El ahora presentador de televisión es, en palabras del juez de menores Emilio Calatayud, un tipo valiente: «Se hundió en lo personal al mismo tiempo que tocaba el cielo en lo deportivo. Fue campeonísimo del waterpolo y drogadicto. Conoció los dos extremos de la vida a la vez. Y fue valiente porque quiso y pudo salir del fondo para reinventarse. También quiso y pudo bajar de la cumbre, que, como dicen los alpinistas, es lo más complicado. Y todo eso lo ha puesto al servicio de los demás. ¿Por qué? Porque es valiente. Cuando pienso en lo que Pedro ha pasado se me quitan las ganas de sentirme el hermano mayor del ‘Hermano Mayor’».
Actualmente compagina su labor en televisión con la asesoría en diferentes áreas que se relacionan con adicciones y trastornos de conducta en jóvenes y adolescentes. Asimismo ofrece en diferentes conferencias, entre ellas la Escuela de Padres que organiza el periódico IDEAL, a la que ha asistido en varias ocasiones y en la que ha hecho especial hincapié en la educación en valores y en el desarrollo de las emociones para lograr educar bajo dos parámetros: el amor y los límites. Y todo ello, relacionado con Twitter. Con él mismo dijo «el problema no es la tecnología, sino el uso que se hace de ella. No es normal que un niño de diez años se lleve el móvil a clase. Y menos aún que su padre se lo permita. Pero esto conlleva discusiones, esfuerzo y muchas horas de trabajo, de muchos ‘nos’ a los pequeños y de cientos de enfados. Se tiene que estar dispuesto a pasar por ello si se quiere tener un hijo».
El reto al que se enfrenta Pedro García Aguado en #TATGranada no será tan complicado como educar a un hijo, pero sí que le exigirá cierta agudeza. ¿Sabrá en 140 caracteres dejar un mensaje que traspase las fronteras de Twitter y consiga calar en todas las cuentas de la red? Será complicado, pero ¿por qué no intentarlo?