A veces casi parece que hablan –escriben– como nosotros cuando leemos sus tuits. Pero en realidad, en el fondo, nunca es así. Una mirada analítica profunda permite reconocer patrones que diferencian su comportamiento del de una persona cualquiera. Discernir, aislar y analizar estos patrones es el trabajo de compañías como Séntesis, cuyo director y jefe de ‘data science’ pasaron por TATGranada para explicar cómo funcionan estos bots y con qué objetivo se crean.
Emilio Ortiz, en primer lugar, explicó en qué consiste esa ‘ciencia de los datos’. Es una disciplina de auge reciente que responde a una necesidad antigua como el comercio: obtener, clasificar y analizar información fiable que permita tomar decisiones correctas con el menor margen de error posible. Con el uso de estas técnicas y un avanzado conocimiento de ‘machine learning’ –algoritmos que permite que un programa aprenda solo simulando el funcionamiento de un cerebro–, en Séntesis han desarrollado una plataforma que analiza mensajes de usuarios de redes sociales como Twitter para aprender a distinguir a los emisores humanos de aquellos que no lo son.
Según los cálculos que explicó Emilio Ortiz, aproximadamente un 1% del total de tuits analizados pertenecía a ‘bots’, emisores no humanos. Su objetivo es, sobre todo, pasar desapercibidos y formar parte de un mar de comentarios aparentemente inocuos. Por ejemplo, enlazando o comentando noticias, como ocurre con el 43% de los mensajes publicados en Twitter, que tienen que ver con opiniones expresadas sobre asuntos de actualidad.
El objetivo final no es siempre dar apoyo a una historia o un candidato político concreto. A veces, también, las redes de bots se usan como maquinaria en ataques organizados contra adversarios u otras compañías, a través del ‘inflado’ de hashtags que tan comunes se han vuelto en tiempos recientes durante las últimas campañas previas a elecciones.