Si Twitter se ha convertido desde su nacimiento en una red social propicia para la difusión de información, también supone un nicho para la desinformación. Esta es la base sobre la que se asienta el análisis que Jonathan Nelson, program manager y especialista en Inteligencia Digital de la compañía Constella Intelligence, desgranó en exclusiva durante la primera jornada de la novena edición de Talking About Twitter Granada (#TATGranada21). Este, confeccionado para las Naciones Unidas, aborda la producción de información contaminada, errónea o manipulada sobre la pandemia de covid-19 en Latinoamérica.
Ante cientos de ojos juveniles, muchos pegados a las pantallas de sus teléfonos móviles, Nelson subrayó en #TATGranada21 que la filtración de conversaciones en inglés y español sobre temáticas vinculadas a la crisis sanitaria en los países latinoamericanos permitió comprobar que «el flujo de información traspasa fronteras con mucha facilidad», lo que convierte a la denominada ‘information pollution’, término acuñado para catalogar a la «información errónea, hecha con intención maligna, o simplemente manipulada, que esté relacionada con covid-19», en un serio «riesgo» para la confianza de la población en voces a priori autorizadas. «Vemos que esto evoluciona en una desconfianza hacia las instituciones de la verdad. Si ni los expertos ni las comunidades científicas ni los medios tradicionales tienen confianza en el establecimiento de la verdad, puede ser muy peligroso», sostuvo.
En este sentido, también resaltó la «amenaza» que constituyen los ‘junk media’ -medios basura-. «Vemos redes de noticias de medios que se han creado hace muy poco tiempo con el objetivo de difundir unos mensajes muy segmentados. Esa realidad es muy difícil de afrontar para la limpieza del ecosistema digital, porque juegan entre ellos y maximizan, amplifican el mensaje», profundizó. No obstante, ante ello «parece que funcionan los medios verificados, con fact-checkers y otras medidas», puntualizó Jonathan Nelson.
El informe, al detalle
El director de programas de Constella Intelligence citó a Michiko Kakutani para hablar de «la época de la posverdad» antes de adentrarse en el informe exclusivo elaborado para las Naciones Unidas. «La gente o las comunidades no son capaces de distinguir de la ficción de la verdad», afirmó el especialista. El estudio fue encargado tras el contacto continuado de distintas instituciones con los gobiernos latinoamericanos y caribeños «para discutir sobre las estrategias más eficaces para combatir la desinformación sobre la covid-19», apuntó Emanuele Sapienza, asesor en políticas de Naciones Unidas en Latinoamérica, en un vídeo expuesto durante la conferencia. «Este trabajo no solo nos ha proporcionado información relevante, sino que nos ha dado la oportunidad de experimentar con formas nuevas de análisis», ahondó.
Nelson explicó que «la idea del análisis es entender las narrativas principales sobre covid, como las vacunas y otras relacionadas». En esta línea, analizó algunos de los 37 millones de resultados recopilados durante el estudio, que ha permitido «responder a varias preguntas». Según el especialista, la information pollution arrojó más de 500.000 resultados en Latinoamérica, lo que supone un 1,4% de las conversaciones vinculadas con la pandemia de coronavirus en inglés y en castellano. «Podemos identificar los términos que más se usan para propagar la información contaminada», afirmó Nelson, que destacó, entre otros, «’virus chino’, ‘consecuencias de la vacuna’, ‘yo no me vacuno’ o ‘no a la vacuna obligatoria’». «Que la pandemia estaba planificada abarca un 45,6% de la conversación. Vacunas, un 25,8% y Tratamientos alternativos, 15,6%», añadió.
Además, Jonathan Nelson reveló que «algunos de los perfiles más influyentes vienen de fuera de la región latinoamericana». En concreto, países como Estados Unidos o España son el principal origen de los contenidos compartidos en naciones como Jamaica, Costa Rica, Cuba o Puerto Rico, que «tienen un porcentaje muy alto de retuits de contenido de otros países». «Los usuarios de allí no crean volumen de contenidos», concluyó.
El análisis del que resultó el informe también arrojó ciertas «oportunidades importantes». «Por ejemplo, los tratamientos alternativos -a la covid-19- están ahí, en el centro del debate, pero suponen una oportunidad para crear contenido», argumentó, para agregar igualmente la relevancia del humor como herramienta que «se puede practicar». Todo, con el objetivo de «identificar cuáles son las prácticas e ideas en la red para ampliar la relevancia de la verdad».