La segunda jornada de #TATGranada9 ha comenzado con la intervención del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. En su discurso ha defendido el ejercicio de transparencia que suponen las redes sociales para los representantes públicos, el uso de Twitter como herramienta en política internacional y la importancia del uso de la red por parte de los representantes democráticos para «combatir los populismos».
Albares, presentado en #TATGranada9 por el presidente ejecutivo de Grupo Secuoya, el granadino Raúl Berdonés, utiliza Twitter desde 2019. Allí, como en el perfil oficial del Ministerio, informa de las actividades que van más allá de la agenda pública: reuniones como la mantenida con el secretario de Estado de Estados Unidos, la condecoración al personal de la embajada en Kabul o los viajes a Catar y Afganistán para coordinar la salida de los españoles y colaboradores de Afganistán antes del cierre del aeropuerto de Kabul.
Rápido y directo
El uso de los perfiles públicos para difundir la actividad política permite un acceso «más rápido y directo» a la actividad de los representantes en lo relativo a Asuntos Exteriores, que antes estaba reservada a «un círculo reducido de personas» que consultaban publicaciones especializadas o tenían acceso a la información por su trabajo. En redes sociales, sin embargo, «cualquier usuario está en igualdad con otro», ha señalado Albares.
En su discurso se ha referido en varias ocasiones a los populismos, la desinformación o la difusión de discursos de odio a través de las redes sociales. Esos «populismos» se basan en «simplificar la realidad y ofrecer soluciones simples a problemas muy complejos, son fácilmente comprensibles y cuando se han intentado llevar a la práctica chocan con una realidad que dista de ser tan clara». Y se dan en sociedades «en cuya democracia está fuera de toda duda». «Para combatirlos, los representantes democráticos debemos tener presencia en las redes», concluyó.
Ministro de Asuntos Exteriores
Ya nadie duda, ha apuntado el ministro, de que los representantes públicos deben tener presencia en las redes sociales, pero sí se mantiene la pregunta de «cómo deben estar mejor». Y la respuesta pasa, ha dicho, por responderse «para qué» participan en los perfiles de internet. «El desafío es enorme. En espacios reducidos y diseñados para mensajes de otro tipo debemos comunicar políticas complejas y difíciles de explicar o comprender en pocos caracteres».
En cualquier caso, las redes deben estar «al servicio de la democracia y del avance de la sociedad, de nuestro progreso». La participación y la lucha contra la desinformación deben ser pilares en el uso de los perfiles institucionales. La UE ya tiene planes contra la desinformación, con herramientas «muy concretas» como el mecanismo de alerta rápida que advierte de las campañas de este tipo. El propio Ministerio participa de ese mecanismo de alerta que permite identificar, por ejemplo, amenazas a procesos electorales o la construcción de campañas de deslegitimación contra España. Combatir los discursos de odio, lanzados por periodistas, grupos criminales o ciudadanos anónimos, es uno de los objetivos de estos sistemas. «Muy especialmente gracias a Twitter estamos informados de discursos de odio», ha dicho Albares.
Por otro lado, las redes son una herramienta al servicio de los profesionales de la política exterior: les permite estar al tanto de elecciones, crisis, anuncios de gobiernos de otros países. Además, son un «gigantesco» foro de debate internacional con expertos, ciudadanos y responsables políticos. Los anuncios en Twitter pueden llegar a noticieros al otro lado del mundo, «y ese aspecto de plaza pública es especialmente relevante en Europa».