Gillermo Solana | Director Artístico Museo Thyssen Bornemiza
Iñaki Arredondo | Cofundador y CEO de Madpixel
María del Mar Villafranca | Directora del Patronato de La Alhambra y El Generalife
La cita era para hablar sobre lo que puede hacer Twitter por el arte y la cultura… o, mejor dicho, sobre lo que ya está haciendo Twitter por el arte y la cultura. Habrá a quien el planteamiento le suene a herejía, porque las redes sociales –no sirve de nada negarlo– tienen una cierta fama de sitios tumultuosos y favorecedores del gamberrismo. Lo reconoció ayer Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen Bornemiza y uno de los participantes en la tertulia sobre Internet y cultura en TAT Granada, un coloquio que estuvo moderado por Juan Francisco Delgado, vicepresidente de la red Europe.
Pero sucede que el trabajo que está desarrollando el propio Solana al frente de la célebre pinacoteca demuestra que es injusta la demonización de las redes sociales. A ellos, Twitter les está sirviendo para transformar el museo en un lugar en el que los visitantes pueden conversar con, y también sobre, las obras expuestas. «Todas esas opiniones recogidas en Twitter han acabado al final en un libro (de los de toda la vida). Me encanta la forma en la que los medios se encajan unos en otros», dijo.
Además, y gracias a dicha red social, el Thyssen ofrece a sus usuarios la posibilidad de conocer las bambalinas del museo, el ‘making off’ –‘cómo se hizo’– de esta o aquella retrospectiva.
En El Prado, la primera pinacoteca del mundo, han ido todavía más allá y usan la plataforma Second Canvas para que los visitantes puedan adentrarse en los lienzos de una manera que, hasta ahora, estaba reservada a los expertos en conservación del patrimonio pictórico.
Democratizar el arte
Dicha herramienta, según explicó Iñaki Arredondo –cofundador de la empresa Madpixel, que es la que ha diseñado Second Canvas– sirve para que el curioso puedan desmenuzar los cuadros como si fuera un entomólogo que disecciona un insecto. No hay rincón, por pequeño que sea, que se escape al zoom de Second Canvas. Y es mucho lo que el zoom puede enseñar sobre Las Meninas, por poner un ilustrísimo ejemplo. «Es otra forma de descubrir el arte. Es como si el usuario tuviera superpoderes, rayos X en los ojos.
Cualquiera puede hablar sobre los cuadros. Ya no son solo los expertos los que hablan sobre una obra», describió Arredondo la forma en que Twitter democratiza el acceso al arte.
Llegado a este punto, el ponente hizo una afirmación interesante… y polémica. En su opinión, cuando alguien prueba la experiencia de visitar El Prado guiado por Second Canvas, ya no se conforma solo con mirar un cuadro. Quiere más. Y eso significaría que se está produciendo una revolución en el consumo del arte:ni siquiera haría falta ir al Prado para disfrutar del Prado.
Mar Villafranca, directora del Patronato de la Alhambra, discrepó. Para ella, las redes sociales e Internet pueden enriquecer la visita al ‘Castillo Rojo’, pero no sustituirla. Para sentir la Alhambra, hay que pasear por la Alhambra, vino a concluir Villafranca.
Y la verdad es que los números avalan su afirmación:la cuenta que ha abierto la Alhambra en Twitter tiene, al día de hoy, 11.500 seguidores, y las visitas reales superan anualmente los dos millones.
Parece evidente que, por lo que se refiere a la Alhambra, el público prefiere verla ‘en carne y hueso’… Y luego –o durante– contarlo en Twitter. Ese es el orden. Yno parece que vaya a cambiar.